75 Años de la Peregrinación a Santiago.

El 1 de Marzo de 1947 llegó a Mallorca Monseñor Hervás y Benet. Don Juan había sido nombrado meses antes, el 26 de Octubre de 1946, obispo coadjutor de Mallorca, con derecho a sucesión. Hecho que no tardaría en suceder, ya que el anciano obispo Miralles moriría meses más tardes debido a su salud delicada y su avanzada edad.
Don Juan llegó a Mallorca desde Valencia, donde era obispo auxiliar, con la vitola de ser “el obispo de los jóvenes”. Este hecho no pasó desapercibido entre los jóvenes Mallorquines que, antes de su llegada, publicaban en su boletín: “ Si Monseñor Hervás es el Obispo de los jóvenes, nosotros seremos los jóvenes del Obispo”. Hay que decir que Don Juan estaba muy concienciado en la necesidad de trabajar en temas como el Apostolado Seglar y Acción Católica. Él ya había sido conciliario de la rama de mujeres de Acción Católica en la diócesis de Valencia. Monseñor Hervás sorprendió a todo el mundo por su estilo directo, por su facilidad para conectar con los jóvenes, por su entusiasmo para todas las empresas. Supo ganarse enseguida a aquella juventud que le esperaba con ansia, y para ello, nombró a D. Sebastián Gayá como su principal colaborador.

Durante los primeros años de su obispado, tanto Don Juan como Don Sebastián, en el ámbito de la Juventud de la Acción Católica, orientaron todo el trabajo hacia la peregrinación de Santiago. Ninguno de los dos, pasó por alto la calidad formativa y el inconformismo de un grupo de jóvenes, pertenecientes a las Juventudes de Acción Católica Mallorquina, deseosos de acercar a los jóvenes Mallorquines a Dios.
Estaba previsto que Don Juan acompañara a los jóvenes peregrinos a Santiago pero una serie de imprevistos impidieron que este pudiera viajar. A cambio, les dejó escrito una carta de envío que fue leída por Don Sebastian Gaya a la salida de los peregrinos. En ella se podía apreciar el cariño y la esperanza que tenía puesta en ellos y en los frutos de la peregrinación.

Carta de envío a los jóvenes peregrinos de Mallorca.
Jóvenes queridísimos:
Llegó la hora de partir. El barco espera. Vuestros corazones vibran de entusiasmo y emoción. Comienza ya el camino de Santiago ¡ Adelante, caballeros de Santa María de Lluch.
Ya hace meses que vais peregrinando por la Isla de los Santos. Habéis despertado afanes de santidad e inquietudes eternas entre las mismas juventudes, que no acaban de encontrar el camino de la vida. El camino de Santiago es vía luciente de gracia, participación de vida divina. La única que sacia y no se acaba.
Si conocieran muchos el don de Dios… ¡Cuántos jóvenes están esperando el maravilloso mensaje, que no saben de donde ha de venir…!
Emprended, pues, le marcha; traedles el fuego del Hijo del Trueno, para que sus llamaradas iluminen a aquellos que están sentados a la sombra de la muerte, y dirigid sus pies por el camino de la paz verdadera.
Os vais a Santiago, vuestro Obispo no os acompaña; no os puede acompañar. Bien sabéis por qué. ¡Hágase la voluntad de Dios! :
El Señor todo lo dispone con número, peso y medida en su amorosa Providencia. No cae una hoja de árbol sin el influjo de su poderosa mano. Cumplid vosotros la voluntad divina partiendo inmediatamente; cumpla vuestro Obispo los designios del cielo, enviándoos, desde lejos, su ferviente bendición para que os acompañe en el camino. ¡Nada hay más hermoso en la tierra y en el cielo, que estar seguro de que se va siguiendo el sendero que señala el Señor. Es la dicha verdadera!
Sale la expedición santa esta misma noche. Pronto desaparecerá de vuestros ojos, la mole sagrada de la Catedral, la silueta del Castillo de Bellver y el cerco inmenso de la bahía de Palma.
Al dirigir vuestra mirada a la Catedral envuelta en la penumbra, pensad que simboliza, en esos momentos, la situación triste de la Iglesia en estos terribles días de prueba en la historia de la humanidad. El Castillo de Bellver que habla de combates y de hazañas, os dirá quizá que sois vosotros la esperanza de un mundo mejor y la ilusión dorada de la Iglesia, y os anima a que seáis los fieles caballeros de Cristo, que la liberten y restituyan a su esplendorosa belleza en todo el mundo.
Los brazos de la bahía os recordarán, quizá, los brazos anhelantes de la Mallorca cristiana, que espera ansiosa vuestro regreso, para que acompañéis a Nuestra Señora de Lluch en su recorrido triunfal por toda la Isla, y para contemplar las hazañas de sus jóvenes hijos, purificados con el fuego de Santiago.
Que vuestro viaje sea en santa alegría y presencia de Dios. Es una peregrinación a un lugar sagrado de la tierra. Peregrinad, pues entre cantos y rezos, «estimulándoos unos a otros — al decir de San Pablo — en una fervorosa competencia de caridad y buenas obras».
Nadie se queje de las incomodidades del camino. Mucho se extrañó Santa Teresita del Niño Jesús cuando oyó, en una peregrinación, que un señor se quejaba de las molestias del viaje. Dedujo que no tenía espíritu de peregrino. ¡Sol, frío, polvo, escasez, cansancio, incomodidades! ¡Sed bienvenidas, criaturas de Dios; en vuestra compañía peregrinó también el Divino Maestro por los caminos de este mundo! ¡Sed bien venidas hijas de Dios!
Peregrina con vosotros la imagen santa bajo la invocación amada de Nuestra Señora de Lluch. Ella es «Madre del amor hermoso y de la santa esperanza». Viajáis, pues, en brazos del amor y la esperanza. ¡Cómo no va a ser feliz el viaje! En María, — os diré con la sagrada Liturgia — está «toda la gracia del Camino», en este camino de gracia que emprendéis. A Ella os encomiendo. Como celestial ministro de la Señora, os pongo en las manos del Arcángel San Rafael para que él provea a todas las necesidades del camino. Rezadle siempre que emprendáis una nueva etapa.
Os bendice y bendice a los sacerdotes que os acompañan Vuestro Obispo que mucho os ama. |
Juan, Obispo de Mallorca

Qué estimulantes y esperanzadoras son las palabras de D.Juan Hervás .Suplico que interceda por nuestra juventud ,para que se llene de ese entusiasmo del que habla y así puedan iluminar a otros tantos jóvenes que andan tan perdidos y alejados de Dios .
Damos gracias a Dios por este gran obispo .