
¡Ultreya et Suseia!
¡Alegría! Es 7 de julio de 2022 y los treinta peregrinos cursillistas de la diócesis de Alcalá de Henares acabamos de llegar a Santiago de Compostela. Atrás queda ya el camino que comenzó en Sarria solo unos pocos días antes.
Cada etapa se iniciaba con el rezo de los Laudes, que orábamos despacio, con devoción, en familia cristiana. El rosario rezado a las nueve en punto por todos, estuviéramos donde estuviésemos, y la Eucaristía vespertina, celebrada en el recogimiento que da el final de la jornada, completaban la base de nuestra oración diaria.
La formación corrió a cargo de Javier Ortega, nuestro Consiliario Diocesano y director espiritual de esta peregrinación, que con sus catequesis rememoraba, revivía y desgranaba cada jornada los rollos preparados por Sebastián Gayá en los inicios de nuestro movimiento.
Con ellas hemos aprendido a valorar, aún más, el sacrificio, como forma de superar los baches del camino y los obstáculos de la vida. La amistad, como base de nuestro movimiento. El mapa, el cayado y la brújula que, como los sacramentos, nos conducen a la meta de nuestro camino, a Dios.
Y, especialmente, la alegría en el caminar. Una alegría que se desprende de la Gracia que recibimos cuando estamos de colores. Una alegría que notábamos, y se nos notaba, y que actuaba como un imán sobre otros caminantes.
Y si no, que se lo digan a todos aquellos que nos acompañaron en Palas de Rei, cuando nos dio por cantar el “De colores” con una guitarra y una cerveza en la mano. Antes de llegar a la estrofa del gallo, aquel bar estaba ya repleto de gente que, atraídos por la canción, voceaban a pleno pulmón: ”¡Iglesia soy yo!”
Ha sido un privilegio poder poner en práctica nuestro trípode disfrutando de este Cursillo volante. Nunca antes tuvo para nosotros tanto significado el grito de ¡Ultreya et suseia!.
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