
El pasado 26 de noviembre en Arroyo de San Serván tuvo lugar un evento muy especial para los jóvenes de la diócesis Mérida-Badajoz: la Jornada Diocesana de la Juventud. El Papa Francisco nos invitaba a vivir con fuerza el encuentro de jóvenes en las iglesias locales para impulsar la ilusión de cara a la JMJ de Lisboa.
Desde hace años la diócesis de Mérida-Badajoz lleva en peregrinación unos iconos que representan a la juventud diocesana: la cruz y la imagen de Santa Eulalia. Cada Jornada Diocesana de la Juventud se entrega a un pueblo de la diócesis. Es un momento muy especial, ya que los jóvenes viven con fuerza ese envío y misión a los que Dios nos llama. Para celebrar este acto de entrega y recogida de los iconos, se organizan talleres de las diferentes realidades eclesiásticas de la diócesis, por ello, Cursillos de Cristiandad fue invitado como movimiento de primer anuncio.
El responsable de jóvenes del grupo interdiocesano de Extremadura, Cayetano, la responsable de jóvenes de Mérida-Badajoz, Ara y la responsable de jóvenes del nacional, Reyes, junto a Teresa, miembro del equipo de trabajo de jóvenes del nacional, prepararon dicho taller para los jóvenes de Mérida-Badajoz.
Casi cien jóvenes asistieron a este taller de primer anuncio. Estos jóvenes provenían de varias zonas, entre ellas de Mérida, de Azuaga, San Vicente, Calamonte.
En el taller todo giró en torno al testimonio y la necesidad de buscar. Vivimos en una sociedad donde lo axial es el me gusta y el no me gusta. Los jóvenes vivimos bajo ese patrón y necesitamos plantearnos qué es lo que buscamos realmente.
Dios sale a nuestro encuentro cada día, somos nosotros los que nos tenemos que dejar encontrar. Por medio de juegos y dinámicas de grupo, donde estos jóvenes se pudieron abrir, encontraron muchas soluciones a estos problemas: fomentar la empatía, escuchar a los demás, no criticar a los demás, respetarnos… Soluciones que nos llevan a la valorar la importancia de la comunidad.
Fue Ara la que dio su testimonio sobre cómo vivía ella en su sociedad y cómo Dios salió a su encuentro: en Cursillos de Cristiandad.
Nuestro movimiento es uno de los muchos medios por el que el Señor se hace presente en las vidas de las personas. Por eso se presentó el cartel del próximo cursillo a estos jóvenes y con chuches y abrazos finalizó el taller. Después pudimos vivir la eucaristía todos juntos y el evento en el que se hizo entrega de los iconos.
Los jóvenes necesitamos ver y sentir que toda llamada de Dios es una historia de amor única e irrepetible. Los miles de jóvenes de Mérida-Badajoz tienen su corazón lleno de amor después de esta Jornada Diocesana de la Juventud. Próxima parada: ¡Lisboa!
¡De colores!
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