Los cursillistas de la diócesis de Alcalá de Henares participamos en la octava ultreya nacional que se celebró en Toledo los días 30 de abril y 1 de mayo pasados, con el lema “Volvamos a Galilea”.
El entusiasmo y la alegría nos desbordaban a medida que aquel sábado 30 de abril el autobús se iba llenando de saludos, bendiciones, abrazos, risas, oraciones y, por encima de todo, alegría. No era para menos, asistíamos a un acontecimiento nacional que tan solo se ha celebrado ocho veces en la historia del MCC, la última vez hace nada menos que 14 años.
Era una auténtica necesidad recordarnos que somos miembros de una gran comunidad cristiana unida por la fe y el espíritu evangelizador. Acudimos a la llamada más de 1300 cursillistas procedentes de 42 diócesis de toda España, entre ellos estábamos 58 miembros de las ultreyas de Alcalá de Henares, San Fernando, Torrejón de Ardoz, Coslada y Mejorada del Campo.
Nuestro destino inicial fue Torrijos, precioso municipio de Toledo. Allí, las religiosas concepcionistas nos recibieron en su monasterio para celebrar conjuntamente la Eucaristía. Las hermanas pertenecen a la Orden de la Inmaculada Concepción, fundada en Toledo por Santa Beatriz de Silva y aprobada por el Papa Julio II en 1511.
Nuestro Consiliario, Javier Ortega, ofició como siempre una emotiva e íntima ceremonia que nos llenó de alegría y de energía para el resto de la jornada. Alimentada el alma nos dirigimos a alimentar nuestra mente con una visita guiada por los lugares más emblemáticos de Torrijos: el Ayuntamiento, antiguo Palacio de Torrijos y convento original de la Purísima Concepción, y la soberbia Colegiata, de estilo gótico con elementos renacentistas.
Finalmente, alimentamos nuestro cuerpo con una excelente comida e iniciamos el objetivo principal de nuestro viaje: la Ultreya Nacional de Toledo.
La entrada principal a la plaza de toros de Toledo fue el comienzo de nuestro particular regreso a Galilea. Las bolsas de los participantes se entregaban entre bienvenidas, abrazos, risas y más de una lágrima de emoción al encontrarnos de nuevo. Calmados los ánimos solo lo justo, dio comienzo el acto de bienvenida.
En el escenario estuvieron presentes Francisco García Magán, obispo auxiliar de Toledo, Gumersindo Sánchez, presidente de MCC de Toledo y Álvaro Martínez, presidente nacional del movimiento. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, consiliario nacional del movimiento no pudo estar presente por encontrarse en Sevilla oficiando las exequias por su predecesor, el Cardenal Carlos Amigo, aunque hizo llegar un mensaje de ánimo y celebración.
El Papa Francisco también nos envió un mensaje alentándonos a confirmar nuestro propósito de crecer en la fe y en el testimonio de vida cristiana, invitándonos a la alegría de evangelizar y llevar la ternura y la misericordia que hemos recibido de Dios a todos los hombres.
Uno de los momentos que vivimos con mayor intensidad fue la vigilia de adoración al Santísimo en la noche del sábado. La plaza de toros, iluminada con las velas que todos portábamos como símbolo de nuestro espíritu misionero, era testigo de nuestra fe.
Solo nuestra oración interrumpía el recogimiento y el silencio, mientras la energía desbordante del Espíritu Santo llenaba nuestros corazones.
El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, presidió el domingo la oración de Laudes y Álvaro Martínez, presidente nacional de MCC, nos habló de las dificultades que supone seguir el camino de Vuelta a Galilea.
El papel evangelizador esencial que tiene nuestro movimiento en los tiempos tan difíciles en los que nos ha tocado vivir, pero siendo conscientes de algunas de nuestras principales herramientas: la amistad, la alegría y, por encima de todo, el respeto a los demás, para conseguir influenciar y proclamar la palabra de Cristo en todos nuestros ambientes.
El resto de la mañana transcurrió con magníficos testimonios de varios cursillistas intercalados con vídeos de resonancias interdiocesanas que fueron administrados como píldoras de vitaminas de fe y reafirmación cristianas.
La ultreya finalizó el domingo con la celebración de la Eucaristía, presidida por el consiliario nacional de Cursillos, José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla, y concelebrada por el arzobispo emérito de Toledo, Braulio Rodríguez, junto a una treintena de sacerdotes.
Escuchamos de Saiz Meneses cómo el camino de vuelta a Galilea no es sencillo e implica ser conscientes de la importancia de nuestro papel como evangelizadores cristianos en la sociedad que nos ha tocado vivir, tan sedienta de alegría, fe, esperanza y amor.
El día finalizó con una visita libre por Toledo y el regreso a nuestras respectivas ciudades entre la alegría del rezo del rosario y el jolgorio característico de nuestra comunidad. Unas jornadas inolvidables que todos desearíamos repetir pronto.
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